
Los solos de guitarra más icónicos del heavy metal que cambiaron la historia del género
Estos cinco solos no son simples adornos musicales: son puntos de inflexión en el género
Estos cinco solos no son simples adornos musicales: son puntos de inflexión en el género
Dentro del vasto universo del heavy metal, hay un elemento que trasciende el tiempo y los subgéneros: el solo de guitarra. Más allá del virtuosismo o la técnica, estos pasajes musicales condensan la furia, la emoción y la identidad de una banda. Son el corazón palpitante de muchas canciones que, gracias a esos momentos de genialidad instrumental, se transformaron en himnos inmortales.
Uno de los solos más devastadores del metal moderno se encuentra en ‘Painkiller’ de Judas Priest. Glenn Tipton dispara una ráfaga de notas con precisión milimétrica, creando un torbellino sonoro que eleva la intensidad del tema hasta niveles explosivos.
Este track, lanzado en 1990, marcó una etapa renovada para la banda británica y definió un nuevo estándar de velocidad y agresividad en el género. ‘Painkiller’ no fue solo un regreso, fue una declaración de guerra sonora.
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Décadas antes, Ritchie Blackmore ya había dado cátedra de expresividad en ‘Child in Time’, del álbum Deep Purple in Rock (1970). Aunque la banda es históricamente vinculada al hard rock, este extenso solo se convirtió en una pieza de estudio para futuras generaciones de guitarristas metaleros.
Con una progresión emocional in crescendo, Blackmore construyó uno de los pasajes más conmovedores del rock pesado, influenciando sin saberlo a toda una camada de músicos del metal clásico y progresivo.
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‘Fade to Black‘ de Metallica representa un punto de inflexión en la evolución del thrash. Publicado en 1984, en el disco Ride the Lightning, esta power ballad trajo una sensibilidad inesperada al catálogo de la banda.
El solo final, ejecutado por Kirk Hammett, es un crescendo de angustia que explota en una descarga melódica inolvidable. ‘Fade to Black’ abrió la puerta a un lado más introspectivo del metal sin perder su potencia.
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En el campo del metal técnico y progresivo, uno de los solos más aclamados surge en ‘Holy Wars… The Punishment Due‘ de Megadeth. Aquí, Marty Friedman exhibe una fusión magistral de agresividad rítmica con melodías inspiradas en escalas orientales. Incluido en el clásico Rust in Peace (1990), este solo redefinió el concepto de composición en el thrash metal y consolidó a Friedman como un innovador absoluto del género.
Imposible cerrar este repaso sin mencionar la obra maestra que Randy Rhoads dejó en ‘Mr. Crowley’, una joya del disco debut solista de Ozzy Osbourne, Blizzard of Ozz (1980). ‘Mr. Crowley’ se destaca no solo por su atmósfera oscura, sino por los dos solos que Rhoads ejecuta con una mezcla de teatralidad y técnica barroca. Cada nota es una declaración de estilo que rompió con los moldes de la época y marcó un antes y un después en la guitarra heavy.
Estos cinco solos no son simples adornos musicales: son puntos de inflexión, momentos de éxtasis guitarrístico que ayudaron a escribir la historia del heavy metal. Desde la elegancia neoclásica hasta el ataque más feroz, cada uno de estos pasajes dejó una huella indeleble en el ADN del género.
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