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El extraño manicomio abandonado que queda al norte de Bogotá, donde vivían niños y adolescentes

Daniela González
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manicomio 01-12-25

Bogotá está lleno de lugares que cuentan historias por sí solos, por lo que muchos de ellos, de la nada, quedaron abandonados en reconocidos lugares de la capital. En esta oportunidad, le presentamos el manicomio ubicado en el norte de Bogotá, que, aunque muchas personas han visto, se encuentra totalmente abandonado desde hace varios años.

Se trata de un centro hospitalario ubicado en la carrera séptima con calle 165 en el norte de la capital del país. Allí quedaba un centro hospitalario en donde atendían a pacientes con enfermedades mentales, llamado Villa Servitá, y estaba a cargo de las feligresas de Usaquén a cargo de Emilio de Briagh.

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La historia detrás del manicomio abandonado en Bogotá

Cientos de personas pasan todos los días por este manicomio abandonado en Bogotá e incluso hay quienes dicen que se sienten energías algo pesadas y presencias paranormales. Pues lleva más de 20 años totalmente solo y no se tiene mucho conocimiento sobre si en el futuro hay planes de remodelarlo para hacer un nuevo espacio.

Este era uno de los sitios más emblemáticos de la capital, por lo que Monseñor Emilio de Briagh, quien era uno de los más importantes del siglo pasado, vivió allí hasta el día de su muerte. Para ese entonces, muchos decían que esta clínica era una de las más lujosas, por lo que la atención era de alta calidad; contaban con un jardín, cancha de tenis, piscinas de aguas naturales que bajaban por una montaña que rodea esta casa.

Sin embargo, tras la muerte de monseñor, se convirtió en lo que sería uno de los primeros manicomios de Bogotá, en donde trataban a todo tipo de personas con enfermedades mentales y con adicciones a cualquier droga. Por lo que la casa era tan grande que tenían salas de desahogo y sitio de descanso para los pacientes.

Pese a eso, hay quienes cuentan que en algunas de las habitaciones contaban con las llamadas “salas de electrochoques” en donde, mediante este tipo de terapia, intentaban evitar que los pacientes consumieran sustancias psicoactivas. En los sótanos, al parecer había unas celdas, en donde internaban a los usuarios que eran considerados “peligrosos”.

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Según mencionan algunas personas que, al parecer, tuvieron algo que ver con este lugar, los métodos que usaban para “curar” a los pacientes eran de tortura. Incluso, algunos dicen que todo lo que se vivía allí era bastante tenebroso.

En el 2008, la casa fue considerada patrimonio arquitectónico de Bogotá, por lo que esto cambió los planes de quienes pensaban utilizar los terrenos. Habitantes de calle ingresaron al lugar para saquear todo lo que servía y se podía vender, por lo que ya no hay nada en la clínica.

Además, según publicaciones hechas en redes sociales, las paredes de este sitio ya se están cayendo, por lo que la construcción tiene riesgo de caída. Por lo que ya nadie se acerca a la zona, por peligro de que se vaya a derrumbar en cualquier momento.

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