Crédito: Netflix

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Esta es la historia real que inspiró la serie de Netflix «Secuestro del Vuelo 601»

Conozca la impactante historia real que sirivó de inspiración para la reconocida serie de Netflix

Santiago Sánchez
Archivado en: Netflix  •  

El secuestro del vuelo 601  se ha vuelto un tema de conversación de gran impacto entre los internautas en redes sociales por cuenta de la serie recientemente estrenada en Netflix. Hay que tener en cuenta que dicho evento fue real y ocurrió en Colombia el 30 de mayo de 1973.

De acuerdo con información oficial, un avión Boeing 727 de la aerolínea SAM, que cubría la ruta Pereira -Medellín, fue secuestrado por dos hombres armados que exigían la liberación de 50 presos políticos y un rescate de $200 mil dólares.

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Esta impactante historia bastó como inspiración para la serie que lleva ese mismo nombre «Secuestro del vuelo 601» es una dramatización ficticia de este evento. La serie se estrenó el 10 de abril de 2024 y ha sido elogiada por su suspenso, sus actuaciones y su retrato de un capítulo oscuro de la historia colombiana.

¿Qué fue lo que realmente pasó en el vuelo 601?

El 30 de mayo de 1973, dos individuos, Eusebio Borja y Francisco Solano López, secuestraron el avión Lockheed Electra HK-1274 de la aerolínea colombiana desaparecida Sociedad Aeronáutica de Medellín (SAM). Este avión, con 84 personas a bordo, había despegado de Pereira, en una ruta que pasaba por Medellín, Cali y Pereira.

Los secuestradores tomaron el control de la aeronave mientras cruzaba los Andes, identificándose como miembros de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Sin embargo, en realidad, eran dos futbolistas paraguayos con dificultades económicas. Inicialmente, los pasajeros pensaron que era una broma, como recordó el ciclista Luis Alfonso Reátegui en una entrevista con el podcast Radio Ambulante en 2021. Los secuestradores dispararon y declararon el secuestro, iniciando un viaje de 60 horas que cubrió 24,000 km con 12 aterrizajes y despegues.

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El capitán del avión, Jaime Lucena, fue instruido para dirigirse a Aruba. Durante el vuelo, Lucena comunicó el secuestro y la necesidad de combustible, realizando una escala en Medellín. Los secuestradores exigieron US$ 200,000 y la liberación de presos políticos en Colombia. Si no se cumplían sus demandas, amenazaron con explotar el avión.

Los pasajeros fueron obligados a permanecer sentados y en silencio. Antes de llegar a Aruba, los secuestradores permitieron que cerca de 40 pasajeros descendieran debido a la falta de agua y alimentos. Sin embargo, las negociaciones se complicaron cuando el Gobierno colombiano anunció que no negociaría, dejando las discusiones en manos de la aerolínea.

Enfurecidos, los secuestradores obligaron al avión a dirigirse a Lima, Perú, pero un problema técnico los llevó de vuelta a Aruba. Algunos pasajeros intentaron escapar abriendo la puerta de emergencia y saltando a la pista. Con las negociaciones sin éxito, el avión realizó varios vuelos por Panamá, Costa Rica y El Salvador, regresando a Aruba en cada ocasión.

Finalmente, las autoridades propusieron cambiar a la tripulación a cambio de un maletín con US$ 50,000, lo cual fue aceptado. Tras 38 horas de secuestro, el avión partió hacia Guayaquil y luego Lima, liberando a 14 de los 26 pasajeros restantes.

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El avión luego se dirigió a Mendoza, Argentina, donde los secuestradores liberaron a los pasajeros restantes y abandonaron las negociaciones. Tras 55 horas de secuestro, el avión despegó sin pasajeros hacia Buenos Aires. Según informes de El Tiempo y El Espectador, el secuestro concluyó el 2 de mayo de 1973 con la fuga de los secuestradores, quienes obtuvieron un rescate de US$ 50,000.

Francisco Solano López fue detenido y extraditado a Colombia, donde estuvo preso cinco años. Eusebio Borja nunca fue capturado ni se supo más de él, según coinciden El Espectador y Radio Ambulante.

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