En el libro ‘Honestidad brutal, o la huida hacia delante de Andrés Calamaro’ de Darío Manrique, explica que hubo varios protocolos antes de que la canción quedara hecha. Además, el músico dijo que, la había grabado en varias ocasiones.
«La grabé acá primero, en casa. La primera versión era bastante floja pero la tuve durante mucho tiempo, hasta llevarla a Nueva York. Finalmente quedó la de Madrid, pero acabada en Buenos Aires», dijo en la revista Zona de Obras.
Según se comentó, en un principio fue solo escrita en piano y al final se le agregaron guitarras, bajo y la batería. Además, en varias entrevistas, Calamaro dijo que, se trataba de una canción a la que le tenía miedo y respeto.
«Una canción que ya existía, que siempre la tuve y que tardé demasiado en grabar. Le tengo respeto y miedo. Te das cuenta de eso porque mi voz está sobregrabada. Cuando mi voz está así es que se trata de una de esas canciones. Fíjate en mis discos«, dijo.
¿De qué se trata?
Calamaro dijo a ‘Página 12’ que era una canción en la que el hombre mira a su pareja con admiración, pensando que en ningún momento lo va a abandonar.
“Es una canción de varón domado y feliz, escrita mientras ves a tu chica pasearse por la casa y ni se te pasa por la cabeza que esa chica va a abandonarte. Tal vez por eso es una de las favoritas de las mujeres», dijo Calamaro.
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