Black Sabbath y cómo el metal enamoró un muchacho de 10 años de Medellín; editorial Juan Kiss
Así fue como Juan Kiss supo desde los 10 años que se quería dedicar a la radio.
Así fue como Juan Kiss supo desde los 10 años que se quería dedicar a la radio.
Black Sabbath anunció un último concierto, la despedida oficial, dicen ellos. Sin embargo, esta vez sí podría ser posible, Ozzy está muy deteriorado de salud, lo pudimos ver todos en la ceremonia del Rock n’ Roll Hall of Fame.
El último concierto será en su tierra natal Birmingham, Inglaterra, el sábado 5 de julio. Ese día, si todo sale bien, Bill Ward se sentará en la batería, Geezer Butler se colgará su bajo, Toni Lommi su SG y Ozzy en el micrófono, cuatro dioses del olimpo en una tarima.
Vamos a hablar de Black Sabbath, pero no vamos a hacer un resumen de su carrera y de sus álbumes, no, eso lo encuentran en internet fácilmente, vengo es a contarles cómo llegó esa banda a mi vida.
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La primera canción de Black Sabbath que escuché en mi vida fue ‘Paranoid’ en 1977 y gracias al medio que me lo ha dado todo, la radio.
La escuché en mi casa del barrio San Joaquín en Medellín, un barrio de clase media, en una grabadora que tenía mi padre en su biblioteca, que en ese momento de mi vida era mi lugar favorito de la casa, una biblioteca gigante con más de ocho mil libros, en donde pasaba muchas noches con mi padre y mi tío Rodrigo, leyendo.
La grabadora en cuestión era una silver negra, de un solo parlante, pero con buen sonido. Esta ceremonia de escuchar mi emisora favorita en la Medellín de los 70´s era de todos los días, era mi pasión número 1, escuchar la radio. ¿En que emisora? La voz del cine; este ritual estaba acompañado también de la respectiva grabación de cassetes, para así tener mi propia discoteca.
Además de grabar las canciones, contrario a lo que hacían los demás, que era rogar para que el dj no hablara y no “dañara” la canción, yo grababa a los dj´s, porque yo desde chiquito quería ser un rock dj.
En 1977, yo tenía apenas 10 años, estaba en cuarto de primaria en el colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana, donde trabajaba mi papá, él era el director del departamento de idiomas.
Mi padre, a quien le debo el amor por la radio, el cine, los libros y el inglés, era un tipo muy culto, además de un gran conversador y muy divertido.
A don Manuel Ángel Muñoz nunca le gustó el rock, lo suyo eran desde muy joven los tangos y los boleros. Es decir, a él nunca le gustaron ni los Beatles ni Elvis Presley, a pesar de que amaba el inglés.
El rock no llegó a través de mi papá, como el fútbol, nunca le gustó tampoco. El rock llegó a mí gracias a la radio, me gustaba lo que ponían en ‘La voz del Cine’, mi emisora favorita. Además, en esa emisora podían darse ciertos lujos y programaban con más libertad.
En esa época, mi gusto era muy ecléctico, repito, lo que ponían en mi emisora favorita, que navegaba en una gran variedad musical, Earth, wind & fire, Cat Stevens, Kansas, Led Zeppelin y una gran variedad de sonidos de los Estados unidos y de Inglaterra, pero ese día, cuando sonó el intro de ‘Paranoid’, todo cambio.
El riff de guitarra de Toni Lommi en ‘Paranoid’ es hipnótico, mágico, atrapante y delicioso, imaginen lo que sintió un muchacho de Medellín de apenas 10 años, el Rock n’ Roll era lo mío, ese día tomé la decisión.
Ese mismo año conocí a Kiss, un amigo del colegio me vendió el ‘Kiss Alive!’ en cassette y me lo aprendí de memoria.
Mi primo Gustavo, mayor cuatro años, se encargó también de mostrarme más canciones y álbumes de Black Sabbath, luego llegarían los Maiden, Leppard, Scorpions, Van Halen, Led Zeppelin, Judas y muchas otras bandas que me forjaron y me hicieron lo que hoy soy.
Gracias a la emisora ‘La voz del Cine’, a Tito Lopez, a Donnie Miranda, a mi papá y a mi primo Gustavo.
Pero, sobre todo, gracias a los creadores de metal, gracias a Black Sabbath por tantas air guitars y por tantas alegrías.
Rock n roll forever my Friends!
Juan Kiss.
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