Según reportan, el robo ocurrió en San Antonio María Claret, ubicado en el barrio de la Urdesa, en Ecuador, donde se ve claramente como un sujeto entró a la iglesia a confesarse pero cayó en tentación y terminó pecando.
Aunque el sujeto nunca se imaginó que no solo estaba siendo visto por los ojos de dios, también por las cámaras de seguridad que se instalaron en la iglesia y con las que buscan identificarlo, pues no es posible que este tipo de cosas sigan ocurriendo.
¡Ni judas era tan traicionero!
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