Después de levantarse con una dolorosa resaca, se miró al espejo y vio que tenía unas gafas pintadas en su cara, lo que resultó siendo un tatuaje al cual le encimaron la palabra “Rayban” un tatuaje de marca.
Después de dos años de tratamientos para poder quitarse las gafas, decidió contar su insólita historia de tragos.
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