Simon Berry, el aficionado a los deportes extremos de Berkshire, Reino Unido, fue el protagonista de uno de los saltos más increíbles, y todo para remojar su galleta en un vaso lleno de té.
De paso la hazaña sirvió para que lograra un espacio en el libro de los Record Guinness, ya que el salto lo hizo desde una altura de 73,41. Para lograr su objetivo tuvo que calcular muy bien la elasticidad de su cuerda, algo no tan fácil de hacer.
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