El Rubin Kazan quiso escaparse del frío en Rusia y decidió viajar a España para jugar algunos amistosos, pero durante el primer partido en Málaga se encontraron con un vendaval que no tenía intensiones de dejar jugar al fútbol.
Intentar controlar el balón fue un drama. El viento no permitió nada y antes de que terminara el primer tiempo llegó el límite… ¡movió el arco casi dos metros! y para rematar, le corrió por todas partes la pelota al arquero… A ver si nos dejas jugar, hermano…
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