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Los Mötley Crue, unos chicos cualquiera

Laura Moreno
Archivado en: Mötley Crue  •  

Los chicos de Mötley Crue tienen historias inesperadas. Es el caso de Nikki Sixx, quien recuerda que su tío le consiguió un trabajo en la tienda de discos Music Plus, en la que el encargado les «atiborraba las narices de cocaína«, según declara en la autobiografía del combo angelino. «Finalmente encontré otro trabajo, vendiendo aspiradores Kirby por teléfono, pero fui incapaz de cerrar un sólo trato«, agrega el bajista.

«Otro vendedor me habló de un curro limpiando moquetas en el que aceptaban a cualquiera con tal de que tuviera coche. De modo que cogí el trabajo con la única intención de entrar en las casas de los clientes y dejar el vaporizador encendido delante de las puertas de sus dormitorios para mantenerles alejados mientras saqueaba sus botiquines y me llevaba todas sus drogas. Para ganarme un dinero extra, solía llevar conmigo una botella de agua y decirle a la gente que era Scotchgard y que podía sellar sus moquetas para que la mierda no se les siguiera pegando. Les explicaba que la tarifa estándar por tratar toda una casa era de 350 dólares, pero que como yo era estudiante que lo único que pretendía era poder pagarse la universidad, podía hacérselo por 100 siempre y cuando me pagaran en efectivo y no se lo dijeran a nadie. Así que recorría sus casas espolvoreando agua y robando cualquier cosa que no pareciera que fueran a echar de menos en un par de días«, afirma abiertamente Nikki Sixx.

Por su parte, Vince Neil, declaró: «En aquel momento trabajaba de electricista, haciendo la instalación en un nuevo McDonald’s, en Baldwin Park. Para asegurarme que no me quedaba sin curro, empecé a salir con la hija del jefe. Leah, una rubia alta, bisexual y ligeramente atractiva que, mediante un elaborado sistema de autoengaño mental, estaba convencida de ser clavada a Rene Russo«.