Por increíble que parezca, hace unos días sucedió exactamente lo mismo, sólo que sin Moisés, sin Egipto, sin el Mar Rojo y sin sus amigos; es decir, algún otro mar abriéndose.
El incidente ocurrió cerca de las costas de Hong Kong, donde un marinero, quien bien podría tener un garfio como mano o no, grabó este video.
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