Alt-J se han hecho un hueco en el panorama, y sus fans les reciben y les despiden con ese triángulo que simboliza el nombre de la banda dibujado en sus manos. Es un ritual sencillo pero de una simbología enorme.
La banda reconoce que se siente agotada por la intensidad de su gira y que a veces es necesario activar el "piloto automático". En ocasiones, me subo al escenario, comienzo a tocar y tengo la sensación de que hago las cosas de una manera automática. Entonces tengo que pensar “vale, estoy en un escenario, estoy tocando una canción” y la sensación desaparece. Pero lo llevamos bien, no estamos quemados, seguimos adelante. Nos lo pasamos muy bien juntos, afirma Gus Unger-Hamilton.
-Something Good
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