El dueño de la compañía, Anthony Lolli, está feliz por pagar las tarifas que les cobran a los empleados por tatuarse, Sin embargo, el mismo acepta que esta idea no le pertenece.
Lolli cuenta que todo empezó cuando uno de sus empleados decidió hacerlo gratis y le dijo: "Hey Anthony, llevo el logo conmigo".
Anthony, encantado con lo vio, le contestó: "está bárbaro, ¿cómo puedo recompensarte?". De ahí en adelante empezó todo y ya son 40 los empleados que han decidido seguir el ejemplo para ganar un bonus extra.
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