Gracias a su padre, instructor, que trabaja en una autoescuela local, Yegor Perevérzev ya sabe conducir un camión y sorprende con su talento a todos en su alrededor.
“Primero hay que pisar el embrague, poner la marcha, luego pisar el acelerador y poco a poco levantar el embrague”, dice el pequeño conductor.
Su primer juguete fue el volante de un carro viejo. Por primera vez probó a conducir bajo la supervisión de su padre y poco a poco le empezó a salir bien. Ahora el pequeño sabe realizar maniobras propias de profesionales. Su padre, Anatoly Perevérzev está orgulloso del éxito de su hijo y recuerda que le empezaron a atraer los carros mientras que apenas aprendió a caminar.
Yegor se vio obligado a pasar mucho tiempo desde muy pequeño en el trabajo de su padre, ya que su mamá murió cuando él ni siquiera tenía 6 meses. La autoescuela se ha convertido prácticamente en el colegio de este niño. Yegor ya aprende a leer con un manual de las reglas de tráfico y adquiere otros conocimientos muy útiles.
“Si giras a la derecha, enciendes el intermitente derecho, si giras a la izquierda, el izquierdo”, explica el chico.
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