Estimulada por los cuidadores para que no tuviera una vida sedentaria, le activaron una televisión y le dieron el control remoto. A los pocos días no paraba de mirar pornografía.
Como los chimpancés tienen una vida interior muy intensa los cuidadores tienen que estimularlos física y psicológicamente a través de hormigueros artificiales, juguetes e inventos que los obligan a estar activos.
Según explica un periodista de El Mundo, decidieron instalar una TV y darle el mando a Gina para que pudiera controlar lo que veía. En cuestión de días no solo había, sola, aprendido a usar el control, sino que siempre elegía el canal XXX.
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