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Un Batman muy solidario

Laura Moreno

Un millonario norteamericano hace más de 10 años que se viste del murciélago superhéroe para visitar niños en hospitales y hacerles costosos regalos

Pero a esta altura, casi que se cree el personaje, invierte mucho dinero en sus trajes y obsequios y hasta planea tener su propio batimóvil.

Su nombre es Lenny B. Robinson (la ‘B’ es por Batman) y, si bien es una clase diferente de héroe al que nos muestran en los cómics, también le es necesario disfrazarse para hacer el bien.

Este hombre se hizo conocido a raíz de las fotos que publicó la policía del condado de Montgomery (Maryland, EE.UU), después de que lo detuvieron por usar una singular placa en forma de murciélago. Sin embargo, Lenny B. Robinson ha sido reconocido desde el 2001 en los hospitales de la región por sus visitas a niños enfermos y con cáncer.

Michael Rosenwald, un escritor del Washington Post, realizó un enternecedor perfil del hombre detrás del ‘Batman del Lamborghini’, como lo dieron a conocer algunos medios. Robinson es un exitoso hombre de negocios de 48 años, cuya afición por ‘El caballero de la noche’ nació a partir de la obsesión de su propio hijo, quien a veces personifica a ‘Robin’.

Algunas veces acompañado de Wonder Woman, Spiderman y otros superhéroes – actores pagados y con horarios-, el ‘Batman del Lamborghini’ recorre las salas de los hospitales repartiendo regalos o consolando a los pacientes.

En varios casos, esta visita es particularmente reconfortante para los niños enfermos, algunos de los cuales no pueden salir del hospital por semanas e incluso meses.

Esta afición no le ha resultado barata a Robinson. Por ejemplo, confeccionar su disfraz le costó alrededor de cinco mil dólares, mientras que anualmente gasta hasta US$ 25.000 en ‘bati-regalos’ para sus jóvenes admiradores.

‘Batman’ también está invirtiendo US$250.000 en la construcción de su propia réplica del ‘batimovil’, igual al de las películas.

Por el momento, Lenny B. Robinson debe conformarse con el Lamborghini que lo lanzó a un inesperado estrellato para luchar por una buena causa: dar un poco de felicidad a los niños.

 

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