Las pinzas quirúrgicas, que en las ecografías parecen tijeras, estuvieron "encapsuladas" durante todo el tiempo por una carnosidad que protegió la vida de la paciente, lo cual mostró a los médicos "lo maravilloso del cuerpo humano", según la abogada.
"Ella jamás se imaginó que tenía un instrumento quirúrgico olvidado. Ha dejado de trabajar, perdió paulatinamente la fuerza, no podía estar parada, ni sentada, no podía dormir y nunca se dio cuenta de lo que tenía", añadió Loza.
El médico que olvidó las pinzas fue denunciado por lesiones gravísimas y debilidad permanente a la mujer, por causar incapacidad laboral y poner en riesgo su vida.
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