Los cuidadores aseguran que la hembra Bibi fue la que tomó la decisión de romper de manera defitiva la relación. "Lo hemos intentado todo (afrodisíacos, terapias de pareja, etc.) para ayudarlos a superar sus problemas, pero ni siquiera son capaces de mirarse el uno al otro".
Es muy difícil que animales que cuentan con una dilatada convivencia en común a sus espaldas se separen, afirma la jefa del zoo austríaco Helga Happ. "Pero ya no se soportan más". Bibi, de hecho, le propinó un buen mordisco a su compañero, quitándole parte de su caparazón.
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