Según dicen los expertos, las arañas se trasladaron al pueblo para huir de la inundación; allí se establecieron y comenzaron a construir un nuevo hábitat que jamás se detuvo, debido a la ausencia humana. Los horrorosos octópodos se encargaron de tapizar todas las casa, plazas y automóviles del lugar para recibir a los habitantes que regresaban a sus hogares. Aún no se sabe cómo se desharán de la plaga infernal.
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