La pobreza alcanza al 30% de la población en Hungría, pero el Gobierno conservador de Viktor Orban no tiene como objetivo solucionar este grave problema, sino mantenerse en el poder y competir electoralmente con la poderosa y agresiva extrema derecha local.
Sorpresa es lo que tuvieron muchos húngaros al enterarse de que el Banco Central (MNB) de su país, una entidad que está en manos del Gobierno de Orban, se dedica a reciclar billetes usados de difícil circulación como material de calefacción destinado a instituciones sociales que trabajan a favor de los indigentes, ancianos, menores de edad y ciudadanos empobrecidos.
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