El hombre indicó a los agentes que él era el inquilino exclusivamente de la planta baja del edificio y que en la parte superior no residía nadie de forma habitual.
La policía contactó al dueño de la casa, que se encargó de cortar la emanación de gas que, supuestamente, procedía de unas bombas situadas en la planta superior. Según precisó el departamento vasco de Interior, el propietario trató en todo momento de evitar que los bomberos y efectivos policiales accedieran a la zona de la vivienda donde se encontraban las bombas.
La investigación desarrollada por la policía tras el incidente reveló claros indicios de que el escape era intencionado, ya que la emanación de gas provenía efectivamente de las bombas de la planta superior y llegaba a la planta baja a través de un tubo de plástico que contenía el cable de la antena.
Los agentes también descubrieron que en los últimos meses el inquilino había sido insultado y amenazado por el arrendador, que quería que abandonara el domicilio, y que se encontraba en trámites judiciales por este motivo, publica ABC.es.
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