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¡Las diez estupideces más grandes del mundo!

Laura Moreno

1. Dos ladrones sin demasiada tinta

Matthew McNelly y Joey Miller planearon robar un apartamento en octubre de 2009. Tenían todo resuelto, menos cómo disfrazarse para no ser identificados.

Aburridos de los métodos tradicionales como las máscaras o las medias en la cabeza, decidieron pintarse con un marcador. Nunca imaginaron que apenas les iba a alcanzar para hacerse algunos manchones. Las marcas sirvieron para identificarlos aún más fácilmente.


2. No apuestes más de lo que estás dispuesto a perder

Murmansk, Rusia. Andrei Karpov estaba jugando al póker en una mesa con apuestas cada vez más fuertes. Desesperado tras haber perdido todo lo que tenía encima, no pudo resistirse a ir aún más lejos cuando le tocó una mano salvadora con la que pretendía recuperar todo. Apostó a su esposa. Y perdió.

Cuando a la mañana siguiente Sergey Brodov fue a la casa de Karpov a reclamar su premio, su mujer enfureció. Tanto que terminó divorciándose. Hoy está casada con Brodov. “Soy muy feliz con él, aunque me haya ganado en una partida de póker”, aseguraba.

 
3. Piromanía

Massachusetts, Estados Unidos. Necesitaba derretir mucha cantidad de hielo y no estaba dispuesto a esperar a que el sol lo hiciera naturalmente. Salió al balcón, desparramó el hielo y empezó a derretirlo con un mechero. Sólo cometió una leve negligencia: conectó el dispositivo a un tubo de gas propano de 10 kilogramos. Terminó prendiendo fuego su apartamento y los dos de arriba. Causó daños por casi 25 mil dólares.

4. Hay zonas que no se pueden tatuar

Teherán, Irán. Un hombre no estaba muy contento con su vida sexual. Entonces decidió atraer la suerte. Para eso, se tatuó la frase "Borow be salaamat" (“Buena suerte en tus aventuras”) en su pene. Nunca imaginó que eso le provocaría una erección permanente. “Basados en su caso único, desalentamos tatuarse el pene”, manifestaron azorados los médicos cuando lo vieron.

5. El precio del romanticismo

Londres, Reino Unido. Lefkos Hajji quiso sorprender a su novia pidiéndole casamiento de un modo original: escondió un anillo de diamantes de 10 mil dólares en un globo de helio.

Ni siquiera pudo dárselo a su pareja, porque el viento se lo voló cuando estaba comprándole flores.

Lo persiguió con su auto durante dos horas. Fue en vano.


6. El delincuente menos astuto

Leeds, Reino Unido. Andrew Kellet subió a YouTube 80 videos de sí mismo cometiendo todo tipo de delitos. Incluido uno en el que se filmó saliendo de una gasolinera sin pagar y conduciendo a 225 kilómetros por hora, según indicaba el velocímetro en el que deliberadamente enfocaba.

“Nos sirvió en una bandeja la evidencia en su contra. Si más criminales fueran tan serviciales la ciudad sería mucho más segura”, aseguró el juez que lo condenó en 2008.

7. Engañó a la esposa… en su propia boda

Feldkirch, Austria. El flamante suegro lo encontró teniendo relaciones sexuales con una camarera que estaba sirviendo en el festejo. Inmediatamente despidió a todos los invitados.

Para desgracia de la novia, la ley austríaca exige esperar seis meses para divorciarse. Obviamente, transcurrido el lapso, la alianza se rompió.


8. Se clavó el corazón

Nigel Kirk estaba muy contento cuando compró su pistola de clavos, ya que sus arreglos hogareños se simplificarían. Sin embargo, cuando sin demasiada precaución corrió dentro de su casa, pisó una alfombra y se resbaló con la pistola en la mano, podría haberse arrepentido.

En principio no se percató de ningún elemento extraño, hasta que quiso sacarse la campera y notó que no podía porque la tenía clavada en el pecho. En la sala de urgencias le comunicaron que sólo por milímetros el clavo no le atravesó una arteria.

9. Robó a quienes tenían que curarlo

Florida, Estados Unidos. Hubert Lee Credit acababa de recibir una golpiza. Necesitaba atención médica y era plenamente consciente de ello. Pero en lugar de llamar una ambulancia, decidió robarse una. Fue muy fácil para la Policía rastrearla a través del GPS. “Vi la ambulancia y decidí conducirme hacia el hospital”, explicó cuando lo arrestaron.

10. Madre hay una sola

Georgia, Estados Unidos. El hombre de 29 años necesitaba una camisa y un pantalón correctamente planchados para salir a la noche. Como era habitual, fue a pedirle a su madre que le hiciera el favor. Ella, cansada de trabajar para su hijo ya adulto, se negó. Él no tuvo mejor idea para convencerla que amenazarla con un arma. Vecinos lo vieron, llamaron a la Policía y lo arrestaron. “Lo hice porque ése es un trabajo de mujeres”, se defendió.

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