Hace un par de años, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kansas, comprobó que, si bien el fingir un orgasmo era más recurrente entre ellas, con un 67%, mientras que más de una cuarta parte, 28%, de los hombres también había recurrido a esta íntima puesta en escena.
En ambos casos, aquellos que fingían, reportaban un mayor curriculum sexual, y eran más aventurados a la hora de explorar variantes. Curiosamente, ambos géneros comparten razones para incurrir en esta práctica:
El orgasmo estaba tardándose mucho en llegar o tal vez jamás llegaría: Mujeres (71%) – Hombres (84%)
Querían que la sesión terminara: Mujeres (61%) – Hombres (82%)
No querían lastimar los sentimientos de su pareja en cuestión: Mujeres (69%) – Hombres (47%)
Se sentían cansados, aburridos, o tenían sueño: Mujeres (56%) – Hombres (72%)
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