En realidad, su placer es estético. Una vez al mes van de compras para adquirir nuevos trajes, pelucas y maquillaje para las muñecas, que hasta ahora les costaron unos 140.000 dólares. De hecho, cada una puede llegar a costar 10 mil dólares.
Bob, de 60 años, es padre de dos hijos, y tiene un gusto especial por Patsy, una de sus muñecas favoritas. Sin embargo, se cansa de aclarar que no le interesa tener sexo con sus “chicas”.
“Disfrutamos mucho disfrazarlas”, cuenta Lizzie, su esposa de 55, que también comparte el extraño gusto.
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