Un hombre, por amor, construye guitarra con siete mil árboles

Se trata de un homenaje que le hizo un hombre a su fallecida esposa, que había soñado con ver esa figura en vida.

Muchas veces se ha dicho que lo único que distingue a la provincia de La Pampa es su enorme cantidad de árboles, desplegados a lo largo de una extensa llanura. Sin embargo, lo que no se sabe es que en medio de esa uniformidad hay una arboleda de cipreses y eucaliptos que forma una guitarra.

Con un kilómetro de largo y aproximadamente siete mil árboles que la componen, la enorme guitarra se ha transformado en una atracción turística que esconde una historia de amor que tuvo un final trágico.

La creación es una obra de Pedro Martín Ureta, un productor agropecuario de 70 años que quiso homenajear a su esposa, Graciela Yraizoz, fallecida en 1977 a los 25 años de edad.

"Ella era muy emprendedora, vivía haciendo cosas y ayudó a guiar a mi papá", relató Soledad, una de las hijas del matrimonio.

Durante un vuelo sobre la llanura pampeana, la mujer divisó un campo que desde el aire parecía un balde. Fue allí cuando empezó a pensar en diseñar la finca familiar en la forma de una guitarra, su instrumento musical favorito. Ureta, siempre cansado y dedicado al trabajo, le decía que lo concretarían "después", en un tiempo indefinido.

El tiempo fue cruel y al poco tiempo Yraizoz sufrió un aneurisma cerebral y falleció. En el momento de su trágico final, la mujer llevaba en su vientre a quien hubiese sido el quinto hijo de la pareja.

Unos años después de la muerte de Graciela, Ureta decidió cumplir con sus deseos sobre el diseño de la estancia. Como los paisajistas con los que consultó estaban predeciblemente desconcertados, se hizo cargo él mismo del trabajo. Junto a sus hijos, plantaron los árboles, y, pacientes, esperaron que crecieran para poder materializar el homenaje a quien fuera el amor de su vida. Encuestas