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Si desea vivir más tiempo, sea presidente

Laura Moreno

Según un estudio, la edad promedio de los mandatarios estadounidenses es superior a la de los ciudadanos comunes. Un acceso diferenciado a la educación y a la salud contrarresta la presión del gobernante.

Una investigación divulgada por la revista Journal of the American Medical Association parece echar por la borda las teorías que apuntan que el desgaste físico estrepitoso que conlleva el ejercicio del poder acorta la vida. Por el contrario, observa que dos de cada tres presidentes han vivido más que la edad promedio de los ciudadanos corrientes.Stuart Jay Olshansky, de la Universidad de Illinois en Chicago, decidió emprender este análisis a raíz de los reportes periodísticos que, a comienzos de años, señalaban un presunto deterioro acelerado de Barack Obama (que cumplió 50 años) durante su gestión, apoyados principalmente en la aparición de algunas canas y arrugas. Pero el experto refutó tal información: "Lo que estamos viendo en el presidente Obama, en realidad, no es diferente a lo que ocurre en cualquier otro hombre de su edad en los Estados Unidos o en otros lugares".

"Este estudio no encontró evidencia de que los presidentes de los Estados Unidos mueran antes, en promedio, que otros hombres estadounidenses", señaló el demógrafo, quien no tomó en cuenta en su publicación a los cuatro mandatarios que fueron asesinados: Abraham Lincoln, John F. Kennedy, James Garfield y William McKinley.

"De los 34 presidentes fallecidos que murieron de causas naturales, 23 vivieron más de lo esperado con envejecimiento acelerado, con una edad media de defunción de 78,0 años, mientras que la edad promedio de muerte (con envejecimiento acelerado) era de 67,0 años", escribió Olshansky. En cuanto a los presidentes vivos, todos ya han "superado el tiempo de vida estimado" o están camino a hacerlo, añadió.
El envejecimiento acelerado significa que, por cada día que un presidente pasó en el cargo, dos días de vida fueron restados de la vida estimada para los hombres de su edad en el año en que asumió sus funciones. En otras palabras, supone que cuatro años de presidencia equivaldrían a ocho años de vida. Teniendo en cuenta ese factor, la mayoría de los presidentes vivieron un promedio de 11 años más de lo que cabría esperar si envejecieran el doble de rápido en el cargo.

La investigación develó que en el caso de los 11 presidentes que murieron más jóvenes de lo esperado, su media de vida fue de 62,1 años, sólo unos cinco años por debajo del ciudadano común en sus respectivos períodos.

De acuerdo al estudio, la diferencia en la esperanza de vida entre mandatarios y ciudadanos comunes fue más pronunciada entre los primeros ocho presidentes, desde George Washington, en 1789, a Martin Van Buren, que asumió el cargo en 1841. El promedio de vida de estos primeros ocho presidentes fue de 79,8 años, mientras que la de otros hombres en ese momento era de menos de 40 años.

Olshansky da una clave para entender ese fenómeno. "Sabemos que el nivel socioeconómico tiene un fuerte efecto sobre la longevidad ahora y es probable que haya sido un factor en el pasado", dijo. Subrayó, entonces, que todos menos 10 de los presidentes estadounidenses eran universitarios y ricos y tenían acceso a buena atención de salud.

El sitio web Público destaca, sin embargo, que el acceso a "la mejor atención médica en la época" pudo haber sido un arma de doble filo. Thomas Jefferson vivió hasta los 83, pero algunos creen que una pomada que contenía mercurio contribuyó a su muerte. Asimismo, los relatos históricos difieren en cuanto a si George Washington falleció por una enfermedad o por la sangría que produjo un intento de curación.
 

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