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Pareja abierta: ¿una solución en tiempos en que la fidelidad es un bien escaso?

Laura Moreno

La unión entre dos personas puede cimentarse en intereses en común distintos de la lealtad sexual. ¿Se da en la práctica este tipo de vínculo o es una fantasía irrealizable? Infobae América consultó a especialistas.

Tolerar o no la infidelidad, ¿ésa es la cuestión? Ciertas personas prefieren hacerse las distraídas frente a la sospecha o evidencia de un engaño, para preservar la relación. Pero existen quienes eligen una "pareja abierta" por pura convicción.

Cuando alguien es infiel, un simple descuido puede dejarlo en evidencia. Las reacciones del engañado pueden ser muy diversas, aunque descubrir una infidelidad siempre resulta una experiencia tan dramática como traumática. Sus consecuencias pueden ir desde una fuerte discusión hasta un divorcio, sin escalas. ¿Plantear desde el inicio una pareja abierta puede ser una solución y una garantía de durabilidad?
Días atrás, la noticia de que un instituto en Pekín enseñaba a mujeres casadas cómo lograr que su marido abandone a la amante generó una gran polémica. El director del Instituto de las Esposas, Fei Yang, expresó al periódico Pan Dao de la ciudad de Qingdao que lo más importante era descubrir si esa "tercera persona" podía llegar a destruir el matrimonio. Además, sostuvo que "lo ideal no es romper la relación sino reforzarla".

Por otro lado, es cada vez más frecuente que las personas se inclinen a formar parejas abiertas, en las que la fidelidad no es la base de la relación y en las que ambos tienen libertad para mantener otros vínculos paralelos o encuentros sexuales ocasionales.

Rosalía Álvarez, psicoanalista y especialista en familia y parejas, atribuye este fenómeno a que actualmente existe más equidad entre hombres y mujeres y, en especial, una mayor libertad para el género femenino. "Además, la familia como objetivo dejó de ser algo anhelado", expresó.

La monogamia es, en definitiva, una costumbre humana esencialmente cultural. Las relaciones de esa índole y el matrimonio están sumamente vinculados en la sociedad occidental, donde se considera infidelidad a cualquier otra relación sexual o romántica fuera de la pareja, aunque sea un simple coqueteo.

Incluso, el profesor de psicología de la Universidad de Washington, David Barash, y la psiquiatra del Swedish Medical Center de la capital estadounidense, Judith Eve Lipton, en su libro El mito de la monogamia: fidelidad e infidelidad en los animales y las personas, aseguran que la práctica de la monogamia es contraria a la biología, ya que diversos estudios antropológicos han demostrado que los humanos siempre han sido propensos a tener múltiples compañeros sexuales.

Para Alvarez, las parejas abiertas -donde no es común la fantasía de formar una familia o la convivencia y donde prima la libertad individual- son un tipo de relación en el que se suelen compartir otros intereses. "Uno puede ser el sexual, pero no necesariamente el único", sostuvo. "Pero no podría asegurar que tengan mayor durabilidad que las parejas monógamas: si así fuera, pienso que estaría relacionado con el escaso o diferente compromiso afectivo".

Según el médico psicoanalista Eduardo Drucaroff, las parejas abiertas son mayormente una fantasía de muchos, realizada por una minoría o por cortos períodos, "aunque cabe la posibilidad de que haya acuerdos que incluyan esta modalidad y resulten estables en su configuración". Ello "requiere un sinceramiento que no es fácil de tolerar y es de suponer que hay sociedades más preparadas que otras para esta modalidad", sostuvo.

No obstante, algunos hombres y mujeres que se definen como amantes de su libertad y carentes del deseo de involucrarse afectivamente consideran a esta clase de relación como la ideal, ya que no existen compromisos, ni obligaciones o reclamos de índole alguna. "Para algunos sujetos, es el único objetivo posible, por ejemplo, por provenir de una experiencia de pareja donde quedaron heridos y se protegen de esta manera", opinó Álvarez.

Precisamente por haber pasado momentos duros con otras parejas, a veces ciertas personas prefieren mirar hacia otro lado a la hora de descubrir un engaño, para no tener que enfrentarse con un camino que quizás no tenga retorno. Para la psicoanalista Graciela Faiman, "mirar para otro lado" cuando se sospecha o se descubre una traición, puede deberse a distintas razones. Pero estas personas lo hacen, "fundamentalmente, porque temen quedarse solas; no tienen un vínculo muy importante con esa pareja, son una suerte de ‘acompañante fóbico’".

Faiman reveló que existen muchas maneras de salvar una relación, comenzando por comprender qué es lo que causó la infidelidad, que pudo haber sucedido por muchas razones: desde una crisis en la pareja, pasando por el agotamiento del erotismo y hasta creer que se va a rejuvenecer con una relación paralela. "Una pareja no se separa por una infidelidad, sino porque el vínculo afectivo no existe y quizás nunca existió", sentenció.

Es entonces cuando aparecen los denominados mecanismos de negación, habituales en los seres humanos. "Partiendo de esa premisa, el engaño puede no ser visto por los múltiples conflictos que acarrearía a la persona enfrentar esa evidencia", destacó Drucaroff. "Es frecuente hallar situaciones de engaño, ocasional o permanente, que muchas veces no entrañan peligro para la pareja, ni intención de ruptura; menos habituales son los sinceramientos y acuerdos en cuanto a habilitar al otro a tener relaciones libremente".

Una de las consultas más frecuentes que reciben los psicoanalistas es justamente cómo se debe proceder luego de que se descubre una infidelidad, que en muchos casos puede ser la señal de alarma que reactive la vitalidad de una pareja que entró en la monotonía. "En todos estos casos, la consulta psicoanalítica -tanto individual como en pareja- resulta muy esclarecedora de los motivos inadvertidos o inconscientes y aporta elementos imprescindibles para una mejor resolución del conflicto, que nunca prejuzga acerca de la separación y si ésta es la solución o no del problema", manifestó el experto.

Todo indica que, en los últimos años, las relaciones de pareja son cada vez más fugaces, complicadas y menos comprometidas. Muchas personas se suben a la tendencia de formar parejas abiertas y la fidelidad es un bien bastante escaso en ambos sexos. Algunos prefieren hacerse los distraídos cuando descubren una traición para mantener a su lado a la persona querida a cualquier precio.

"Quizás haya más explicitación entre los miembros de la pareja acerca de las relaciones paralelas, pero éstas existieron siempre", opina Faiman. "Paradójicamente, esta mayor aceptación tiene que ver con una menor profundidad en las relaciones: hoy las parejas se arman y desarman con más facilidad".
 

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