El joven empezó con mucho dolor y continuó con problemas para respirar, pérdida de peso y algunos mareos, lo que obligó a los médicos a revisar exhaustivamente con análisis diversos para encontrar el porqué de lo síntomas del paciente.
Fue así como los especialistas encontraron que la verdadera razón de su dolor era una sanguijuela grande que medía casi 8 centímetros y vivía dentro de la tráquea alimentándose de la sangre que adsorbía de las paredes de su cuello y de los restos de comida.
Los médicos retiraron a la sanguijuela, que aún estaba viva y no afectada por la anestesia que le habían dado al adolescente.
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