El trabajo encabezado por Barry Komisaruk busca identificar la relación entre
el orgasmo y la actividad en la corteza prefrontal (PFC) del cerebro, la cual está
relacionada con la conciencia, la autoevaluación y la opinión sobre los demás.
Según el científico, esta zona es donde se registra la mayor activación mental en las
mujeres durante los clímax.
En la prueba, a la periodista se le solicitó estimular directamente su clítoris por
tres minutos y luego que sólo se imaginara estarlo tocando. El resultado arrojó que
más de treinta sectores de su cerebro se activaron de igual forma (como se aprecia
en la imagen) durante los dos períodos y -para sorpresa de los investigadores- el
PFC tuvo una mayor activación mientras sólo imaginaba estar masturbándose, lo
que abre las puertas a que dicha zona permita una respuesta fisiológica sobre la
imaginación.
Esto difiere con experimentos anteriores, como uno de la Universidad de
Groningen, en Holanda, donde se afirma que un punto de esta área (la corteza
orbitofrontal izquierda) se “desconecta” durante el momento de máximo
placer. Aquí se sostiene que esta zona podría ser la base del control sexual y
dicha desactivación sería el ejemplo más elocuente de un “estado alterado de
conciencia”. Pero estas posturas no necesariamente son contradictorias; más bien
podrían evidenciar distintos caminos por los que las mujeres podrían alcanzar un
orgasmo.
Y no sólo eso, sino que los científicos también estiman que el orgasmo sería un
potente analgésico y que un nuevo estudio de activación cerebral de las áreas
involucradas podrían albergar una forma para manejar el dolor.
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