¿Entonces qué se puede hacer para llevar a cabo su tan anhelada voluntad y poder compartirla con sus seres queridos sin tener que llevárselos a todos a otro estado o país? Obvio, fueron a Washington DC (donde el matrimonio gay sí es legal), consiguieron su certificado y contactaron a alguien para que presidiera la ceremonia a larga distancia desde la capital estadounidense a través de una videoconferencia en internet hecha por Skype, como se puede apreciar en el video de arriba. Brillante.
Ahora pueden contar que fueron la primera pareja del mundo en casarse a través de internet (por obligación), en la que tranquilamente podría postular a la mejor sesión de Skype de la historia. Seguro que la historia podría inspirar a otros a hacer lo mismo, y entonces los legisladores quizás tengan problemas.
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