La escena.
Primer vagón de la línea 2 en la estación de Sol (7 pm): Un par de miradas, y un hombre que había subido en San Bernardo consigue que otro se le acerque y empiece a tocarlo, delante de todos los viajeros.
"Pasa diariamente"- explica Ana, usuaria habitual del subte de Madrid, quien tiene que soportar el espectáculo- "No me cambio de vagón porque vigilo para evitar que algún día un menor este involucrado en esto".
"Son casi siempre los mismos, pero van rotando"-explica Ana- "Los hay desde los veinte hasta los sesenta años y aunque los mires de frente, no se les mueve un pelo".
"Si en el viaje no encuentran acción, se bajan, cambian de sentido de la línea a ver si hay más suerte", concluye Ana.
Los encargados del Metro de Madrid sólo pueden actuar cuando se presentan reclamos y se detecta a los actores. Hasta el momento, sólo hay denuncias por tocamientos, pero todavía, no se ha presentado ninguna por escándalo público, señalan fuentes del subterraneo.
© CARACOL S.A. Todos los derechos reservados.
CARACOL S.A. realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados.