El ex magnate inmobiliario Harry Kakavas, de 42 años, demanda al casino por 50 millones de dólares australianos (unos 38 millones de dólares estadounidenses) por sus pérdidas de 20 millones de dólares australianos entre 2004 y 2006.
Kakavas, que reconoce ser ludópata, se prohibió a sí mismo pisar el casino en 1995. Pero cuando comenzó a volar a los Estados Unidos para jugar en Las Vegas, el Crown le ofreció ventajas para que volviera.
El jugador afirma que en 30 ocasiones voló gratis de su casa en Gold Coast a Melbourne para jugar, que lo registraban con un nombre falso como extranjero para saltarse la prohibición y que le daban mucho dinero en efectivo para iniciar sus apuestas en las mesas de bacará.
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