El sistema es muy sencillo: la ONG ha colocado contenedores de dientes postizos en ayuntamientos, consultas de dentista y supermercados de 225 localidades con un cartel que reclama las piezas dentales que ya no se necesitan, entre otros de difuntos.
"Es una pendientesa tirar algo que vale dinero, por lo que pensé que podía utilizarse para los niños pobres", aseguró Miyoshi.
Ahora el mayor problema que tiene esta asociación es el pago de impuestos y otros gastos, que han rebajado el dinero recaudado hasta los 13 millones de yenes (alrededor de 110 mil E) donados a UNICEF.
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