”Después de que tuve un hijo, mis músculos íntimos se volvieron muy débiles. Leí libros en Dao y aprendí que una mujer antigua solía lidiar con este problema usando bolas de madera”, declaró.
Sobre las sensaciones que le produce esta práctica, Tatiata señaló que son muy placenteras, incluso sensibilizan la zona a la hora del sexo.
“Es suficiente ejercitar la vagina por cinco minutos al día y en una semana estarán aptas para darse y darle a su pareja un placer inolvidable en cama”.
La bola de cristal tenía una cuerda, que ella sujetó con su vulva, logrando dejar suspendida en el aire el objeto al sostener la cuerda.
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