Y es que, debido a los micrófonos de alta sensibilidad que se posicionan a lo largo del campo de golf y, gracias al silencio que se mantiene durante las jugadas de los golfistas; los problemas estomacales de Tiger no quedaron inadvertidos, ante el numeroso grupo de espectadores.
Vale recalcar que, de acuerdo a la cadena CBS, que trasmitió el torneo, el golfista estadounidense, de 34 años de edad, no sería el responsable de los vergonzosos acontecimientos, asegurando que «debió ser otra persona que se encontraba cerca de Tiger».
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