Para evaluar el efecto del estrés sobre los ratones, los investigadores administraron a un grupo de animales diez gotas diarias de cerveza (200 microlitros) durante tres meses y medio, mientras que a otro grupo se le mantuvo su dieta normal.
Al ser sometidos a un estrés controlado después de ese período de tiempo, los individuos que habían consumido cerveza presentaron menores niveles de las moléculas marcadoras de estrés, como el cortisol y las catecolaminas, que aquellos que no la habían ingerido.
Según Conget, las diferencias observadas son estadísticamente significativas y los resultados son reproducibles, ya que al realizar experimentos independientes con distintas camadas de roedores se observaron los mismos efectos.
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