El mismo tribunal condenó a dos años y diez meses de prisión y a seis azotes al tatuador por haber hecho los dibujos de común acuerdo con el marido de la víctima, con el que mantenía cierta amistad.
La mujer, que denunció los hechos ante la Policía, ha tenido que someterse a once sesiones de tratamiento con rayos láser y precisará de otras seis para eliminar los tatuajes que le fueron también dibujados en el abdomen y en los antebrazos.
Al dar a conocer el fallo, el juez Jill Tan señaló que tanto el marido como el tatuador eran culpables del mismo delito
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