La dueña de la casa, que vive con dos hermanas, escuchó ruidos en la parte trasera de la casa y fue a ver si había olvidado cerrar con llave la cocina, que se comunica con un hall y un patio trasero.
Al llegar, encontró a un hombre comiendo, pero sin hacer ruidos salió corriendo y llamó a la Policía. Minutos después, llegó un efectivo. Como no encontró a nadie en la cocina, empezó a revisar el resto de la propiedad.
Para su sorpresa, encontró al intruso durmiendo en un sillón del hall y al darle la voz de alto, el hombre trató de darse a la fuga, pero fue capturado. La Policía pudo determinar, luego, que el ladrón estaba armado con un cuchillo y había ingresado a la casa luego de romper un vidrio.
No obstante, el fiscal de turno ordenó su libertad porque no tenía antecedentes penales, aunque se le impusieron una serie de reglas de conducta. El imputado deberá presentarse semanalmente en la Oficina Judicial; abstenerse de consumir bebidas alcohólicas y asistir a lugares donde se las expenda y evitar tomar contacto con las víctimas.
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