Dicen adiós al club “CBGB” cuna del punk

Laura Moreno

Después de más de un año de lucha por sobrevivir, el mítico club CBGB, cuna del punk rock neoyorquino, cierra finalmente sus puertas con una fiesta de despedida en la que volverá a reunir a los artistas que le otorgaron la fama.
Los miembros de algunos grandes grupos de su pasado glorioso, como Blondie, Patti Smith o Bad Brains, serán los últimos en subirse esta noche al escenario de la legendaria sala de conciertos, epicentro de la música rebelde neoyorquina durante más de 30 años.

A pesar de los esfuerzos de Hilly Krystal, el productor de 74 años que ha regido los destinos del club durante más de tres décadas, un litigio con la propiedad del local -la asociación Bowery- ha acabado con el que fue cuna y, hasta hoy, santuario del punk.

La disputa se originó por la falta de pago del alquiler por los inquilinos, encabezados por Krystal, a los que los dueños del establecimiento reclamaban 90 mil dólares en concepto de atrasos.

A pesar de que la justicia le eximió en agosto de 2005 del pago de esa cantidad, el veterano productor ha sido incapaz de llegar a un acuerdo con la asociación para renovar el contrato de alquiler, que venció hace más de un año.

Desde entonces, muchos han sido los intentos para evitar el cierre del club, todos ellos infructuosos.

Cantantes y actores famosos como Juliette Lewis, Patti Smith o Cyndi Lauper, entre otros, firmaron un documento pidiendo a las autoridades de la ciudad que la sala sea declarada sitio de interés cultural e histórico.

El propio alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ofreció su mediación para trasladar el club a otro local, e incluso lució una camiseta con el lema «Salvemos el CBGB». No lo lograron.

Sin embargo, para el incombustible Krystal, que acaba de superar un cáncer de pulmón, éste no es el punto final del CBGB, sino sólo un punto y aparte.

El promotor ya planea trasladar su local a otra ciudad, concretamente Las Vegas, para lo que ya ha iniciado los primeros contactos con las autoridades locales.

«Estamos muy interesados en contar con el CBGB y deseamos continuar las conversaciones para que pueda encontrar un lugar en Las Vegas, si ésa es su intención», explicó Scott Adams, director de desarrollo económico de la ciudad, en un comunicado.

Krystal planea reproducir el club pieza a pieza en la ciudad de los casinos, para lo que ha citado a un ejército de carpinteros el lunes por la mañana para que desmonten cuidadosamente el CBGB, incluido el destartalado escenario en el que se hicieron famosos grupos como Los Ramones, Blondie y Talking Heads.

«Todavía no tenemos un sitio definitivo. Aún negociamos. Por esta razón todo se almacenará en camiones», declaró a medios locales.

Como el resto de salas de música punk del globo, el CBGB se caracteriza por lo reducido y oscuro de los espacios, la multitud de carteles y graffiti en las paredes y un ambiente en el que rezuma un fuerte aroma a cerveza.

Abierto en 1973, el CBGB se encuentra en la avenida Bowery, en el Village, barrio del este de Manhattan que ha sido nido tradicional de artistas y bohemios.

Pensado inicialmente para bandas de estilo country y blues, el CBGB se distinguió por promover grupos que no tenían un disco en el mercado y por cobrar sólo un dólar la entrada.

El nombre completo del local, que siempre ha suscitado interrogantes y explica sus verdaderos orígenes, es CBGB-OMFUG.

Las primeras siglas significan «Country, Bluegrass and Blues», mientras que las segundas revelan la auténtica vocación de la sala, ya que pertenecen a una frase que parece ajustarse al más genuino espíritu punk.

OMFUG es el acrónimo de «Other Music For Uplifting Gormandizers», que en español podría traducirse como «Otra música para la elevación espiritual de los glotones».

En los buenos tiempos del CBGB, entre los espectadores se podía encontrar gente como el artista pop Andy Warhol y Lou Reed, líder de la no menos mítica banda Velvet Underground.

Por todas estas razones y 33 años de historia, Krystal ha decidido luchar hasta que el CBGB vuelva al lugar donde pertenece su alma.

«Cuando tengamos éxito en Las Vegas, y no dudo que lo conseguiremos, volveremos a Nueva York», sentenció.