‘Chaos and creation in the backyard’, de McCartney, es considerado lo más importante desde que se separó de los Beatles

Laura Moreno

Puede que sea una frase cruel, pero es verdad: Salvo por ocasionales destellos como Vanilla Sky o My Brave Face, en los últimos 20 años la producción de Paul McCartney ha sido más bien floja.

De modo que el ex Beatle se propuso hacer que su nuevo álbum, Chaos and Creation in the Backyard se destacase de manera prominente.

«Decidí arriesgarlo todo y retarme a mí mismo y me dije: ‘Este va a ser un buen álbum’. Y fue una buena motivación», dijo el cantautor.

La revista Time declaró sin rodeos que Chaos es el primer álbum de McCartney que realmente importa desde que los Beatles se separaron hace 35 años. Se trata de un trabajo totalmente diferente a todo los anteriores del artista: un álbum sosegado con complicadas gamas emocionales, el tipo de álbum que generaciones de críticos — poco inclinados a elogiar sus canciones tontas y radiantes de amor — le habían pedido que compusiese.

Nadie podrá confundir sus temas con los de Nine Inch Nails. Pero el dolor que se transparenta en «Too Much Rain» y la indignación sorda que sirve de base a «Riding to Vanity Fair» son cualidades desusadas en la música de McCartney.

Cuando lucha por lograr las notas de «Jenny Wren», el cantante de 63 años suena incluso frágil.

«Aun cuando soy esencialmente optimista y entusiasta, tengo momentos de depresión en mi vida, como todo el mundo», dijo. «Uno simplemente no puede evitarlo. La vida se los lanza a uno.

«En el pasado puedo haber utilizado la ironía… y haber tratado temas relativos al destino de manera más bien cómica o paródica. En cambio, en este grupo de canciones, examiné de nuevo esos temas y encontré que eran dignos de ser utilizados para escribir canciones sobre ellos. Si un asunto merece que uno lo examine con su siquiatra, también merece ser tema de una canción».

McCartney también fue estimulado en el proceso creativo de este álbum por el productor Nigel Godrich, conocido por su trabajo con Radiohead y Beck.

Su método fue obligar al ex Beatle a salirse del territorio musical que le resultaba más cómodo. Para grabar, McCartney trajo consigo la banda que utiliza en sus giras, y después de dos semanas en el estudio Godrich la despidió.

Al igual que hizo con su primer álbum en solitario, McCartney tocó virtualmente todos los instrumentos por sí mismo.

La relación entre el productor y el artista no fue siempre cordial. Los conceptos de ambos chocaron en particular durante la grabación de «Riding to Vanity Fair», que McCartney deseaba interpretar como una canción de ritmo rápido y Godrich deseaba que fuese más lenta.

«Hubo un par de momentos en que pensé: En realidad, yo podría despedir a este tipo», dijo McCartney.

Tomado de esmas.com