Arctic Monkeys: un recorrido musical por los primeros sonidos y la historia de la banda

Diego García Rico
Archivado en: Arctic Monkeys  •  

Por: Andrés Rodríguez
Twiiter/Instagram: @andresroma95

De una afición a The Strokes, toques en pubs y un primer paso glorioso por Glastonbury, celebramos los 15 años del debut de una de las bandas más importantes del indie rock moderno.

— ¿No ves que lo estoy intentando? —. Esas son las primeras palabras que se escuchan en Is This It, la canción que abre el álbum debut de The Strokes, los salvadores del rock en el nuevo milenio. Desde Nueva York, la banda comenzó a conquistar el mundo entero. A unos miles de kilómetros de distancia, en el Reino Unido, el álbum vendió aproximadamente 44 mil copias en su primera semana. Una de ellas, quizás de las más importantes, en Sheffield.

Alex Turner tenía 15 años. Mientras cursaba la secundaria en el Colegio Stocksbridge, sus ratos libres se resumían en escuchar el ‘Is This It’ y ensayar junto a sus amigos Matt Helders y Andy Nicholson. Turner fue el que más quiso formar una banda. Quería ser como los Strokes, pero nunca sonar como ellos. Y ahí estuvo el punto. Siempre quiso ser diferente, innovador.

Invitaron a un vecino, Jamie Cook, para completar una primera alineación que comenzó a tocar en diferentes pubs de Sheffield y de Inglaterra. Esa era la vida ‘rockstar’ de esos jovencitos, entrando a la adultez, sin imaginarse la explosión de talento que vendría durante los meses siguientes.

Muchos demos, varios covers y toda la energía posible caracterizaron el inicio de la banda. Y fue Zane Lowe, desde la BBC Radio One, quien presentó oficialmente una canción, la carta sonora que hizo retumbar los oídos de quienes escucharon esa mezcla rara pero poderosa de guitarras, bajo y batería. El desorden de ‘I Bet You Look Good On The Dancefloor’ llegó a finales de 2004 para poner a todo el Reino Unido a hablar de un proyecto que rompía esquemas: los Arctic Monkeys.

Whatever People Say I am, That’s What I’m Not

Contando ya con un reconocimiento local, los Arctic Monkeys firmaron por Domino Records para producir y lanzar su primer álbum, Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not. Un debut soñado para cualquier banda, lleno de riffs icónicos, de melodías que evocan el punk rock, pero con un sonido totalmente innovador.

The View From The Afternoon es el ‘opener’ perfecto para que Turner y sus amigos comenzaran un viaje de 41 minutos diciendo: “les anticipamos que esto es solo el adelanto de lo que viene”, porque cuando llega I Bet You Look Good On The Dancefloor el desenfreno es total. Canción que, además, resulta siendo un lindo homenaje para una de las bandas que los inspiraron a hacer música, Duran Duran. Rio es uno de los temas más reconocidos de la banda, y Turner quiso incluirla dentro de la letra.

Éxitos como Fake Tales of San Francisco, Dancing Shoes, When The Sun Goes Down o A Certain Romance terminan de presentar un trabajo épico que marcaría el sonido de una nueva generación musical y además tendría a unos muy jóvenes y talentosos Arctic Monkeys como referentes totales.

Las que no debemos olvidar
Si bien hablamos de las canciones que resultaron definiendo el éxito comercial de Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not, hay que mencionar esos otros temas que completan un trabajo excelente, atrevido y hoy, nostálgico.

La quinta pista es You Probably Couldn’t See For The Lights But You Were Staring Straight At Me. Lo sé, no pudieron escoger un nombre más corto… Pero esta es la canción que resume el sentido del álbum, esa que desde el primer segundo hace que los ligamentos de su cuello hagan un pogo entre ellos mismos. Y cuando usted cree que todo se calmó, los muchachos solamente estaban tomando un sorbo de agua. Still Take You Home nos repite varias veces que no sabemos nada. No sabemos la dirección que en ese momento va a tomar el disco.

Riot Van es el respiro necesario. Dos minutos que nos dan tiempo para cerrar los ojos, pensar y añorar. Recordamos un walkman, un día nublado, un primer amor, las primeras travesuras que hicimos con amigos. La canción menos fuerte del álbum resulta convirtiéndose en la más emotiva, en ese poema que no sabíamos que necesitábamos pero que, de ahora en adelante, nos acompañará por el resto de nuestras vidas.

Red Light Indicates Doors Are Secured y Perhaps Vampires Is A Bit Strong But… son las dos canciones que devuelven la energía antes de escuchar a un Alex Turner que comienza recitando From The Ritz To The Rubble para ir cerrando el disco casi rapeando.

Se cumplen 15 años de uno de los álbumes que, por percepción, parece que hubiera sido lanzado ayer. Un trabajo, que incluso antes del Favourite Worst Nightmare, ya los tenía dentro del radar de Glastonbury, festival que encabezaron solamente teniendo dos álbumes en su discografía. Escuchar el Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not es extrañar viejos tiempos. Es volver, una tarde de amigos, a tomarnos nuestras primeras cervezas siendo adolescentes. Es fumarnos un primer cigarrillo junto a Chris McClure —el hombre que aparece en la portada—. Es vivir la vida sin ninguna preocupación. Es, más allá de todo, una especie de romance con Sheffield, con el indie, con los Arctic Monkeys.