Sin pensar en el miedo y el mal olor que puede expulsar el animal, este buen samaritano ayudó a un zorrillo que desesperadamente buscaba quitarse una lata de gaseosa que tenía atorada en su cabeza.
El zorrillo cruzó la carretera varias veces buscando algo para poder quitarse la lata de gaseosa, pero el sujeto logró cogerlo y cuidadosamente pudo ayudarlo, después el zorrillo agarró su propio camino.