Un buen día un tipo cualquiera, así como usted o yo se fue al supermercado y por pura curiosidad compró una canasta de huevos de codorniz, solo que en lugar de cocinarlos decidió incubarlos.
Colocó a los huevos a una temperatura de 37 grados para mantenerlos caliente y crear una especie de incubadora casera, pacientemente espero hasta el 3 de febrero uno de esos huevos incubados comenzó a reaccionar de forma diferente:
El hombre bautizó a su codorniz como Albert y lo convirtió en su mascota, ahora Albert tiene su propio canal de Youtube donde se documenta su crecimiento, por ejemplo aquí está su primer vuelo, así que si quiere comenzar su propia granja, ya sabe lo que tiene que hacer.
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