El “correcto” trabajador, pasó las vacaciones decembrinas creyendo que había sido el alma de la fiesta; pero, cuando volvió a la empresa recibió la mala noticia de que estaba despedido. Además de haber hecho semejante espectáculo en la fiesta de la empresa, el empleado acudió a los tribunales para denunciar despido injustificado
Sorpresivamente, la Comisión de Justicia Laboral (FWC) en Australia dictaminó que el señor en cuestión tiene la razón y más que un borrachín media copa, fue víctima de las circunstancias, ya que sus jefes no estaban en la mejor posición de exigir un buen comportamiento de parte de los empleados en un evento en el que se “sirvieron cantidades ilimitadas de alcohol”.
“Si el alcohol se suministra de tal manera, se convierte totalmente previsible que algunos individuos consuman una cantidad excesiva y se comporten de manera inapropiada”, consideró Adam Hatcher, vicepresidente de la fwc.
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