La estatua de chocolate llegó procedente del lago Atitlán, Guatemala. Según informó el diario vaticano L’Osservatore Romano, se le entregó al papa aprovechando su audiencia general de los miércoles.
Al igual que con la “papamoto”, Francisco donó la escultura de chocolate a la organización Cáritas Roma, eso sí, no sin antes comer una pizca de sí mismo.
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