Ibbitson le pone salsa de tomate a todo, a los huevos en el desayuno, la sopa de la comida y hasta el pastel de la merienda. De hecho, avergüenza a sus amigos cada que van juntos a un restaurante de comida rápida y deben pedir más de una docena de sobres sólo para ella.
"Como mucho salsa de tomate, no quiero ni pensar el daño que le estoy haciendo a mi cuerpo", afirma Melissa.
Para esta joven, la marca Heinz es su favorita, pero si no hay "se le pone la que venga". También le gusta la mayonesa y la mostaza, pero definitivamente, la salsa de tomate es "el amor de mi vida".
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