“El dinero no era un problema, él dijo que su madre podría pagarlo”, afirmó Kremer sobre esta llamada, con la que hizo lo que cualquier persona sensata haría al recibir una petición igual de absurda: colgar.
Sin embargo, la sorpresa de Kremer vino cuando su hija caminaba por el lago y perdió el equilibrio con un cable de corriente eléctrica. Cuando ella y su padre siguieron el cable se encontraron con dos bombas instaladas para drenar el lago.
Una de las bombas drenaba el agua a un terreno cercano y la otra hacia un inodoro propiedad del propio Kramer.
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