Para celebrar, Maier compró cinco botellas de champagne, las cuales se tomó en cuestión de horas. Su nivel de alcohol en la sangre la llevó a un ataque de locura, en donde trituró el dinero para posteriormente tirarlo en el baño. "Así nadie más podrá tenerlo", afirmó.
La mujer afirmó que su marido murió por no poder cubrir los gastos médicos, por lo que quedó muy desilusionada y decidió que ni ella ni nadie podrían disfrutar de la fortuna ganada en la Lotería.
Sin embargo, las autoridades sospechan que la historia fue inventada por la propia Maier para evitar pagar los impuestos por premios establecidos por la hacienda alemana.
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