Después de intentar de todos los distintos tratamientos para poder volver a ver, Tibbetts se atrevió a someterse a una compleja operación que podría parecer increíble: le fabricaron un implante ocular basado en uno de sus dientes.
La operación en sí misma parece propia de la ciencia-ficción. Al paciente le arrancaron uno de sus dientes y parte de la mandíbula, y dentro del diente le introdujeron una lentilla especial. La última etapa fue la implantación del diente con la lentilla dentro en uno de sus ojos. De este modo, gracias a esta extraña operación, el británico pudo ver a sus hijos pequeños.