El regreso al escenario de Billie Joe Armstrong

Green Day arranca una mini gira de calentamiento por California, tras la rehabilitación del cantante.

Laura Moreno

Publicado por Rolling Stone.

“¿Cuántos fans antiguos de Green Day están ahí fuera esta noche?” preguntó el cantante y guitarrista Billie Joe Armstrong, hace unos días en el Teatro Fox de Pomona, California, a mitad del concierto con el que la banda arrancaba su gira americana, y que marcaba su regreso tras la reciente rehabilitación de Armstrong). Y, como si quisiera verlos más de cerca, preguntó: “¿Quién quiere unirse a nosotros en el escenario? ¡Vamos, vamos!”.

El concierto de dos horas en el teatro a las afueras de Los Ángeles, con una capacidad para 2.000 personas, fue la primera parada de las cuatro íntimas actuaciones de calentamiento(incluyendo una parada en el festival SXSW), antes empezar a tocar en estadios, a finales de mes. Justo antes de saltar a escena, por los altavoces sonaba con fuerza Bohemian Rhapsody de Queen y Blitzkrieg Bop de Los Ramones, indicando las aspiraciones de la banda: rock clásico con una mentalidad autosuficiente.

Muchos fans eran lo suficientemente mayores como para recordar el ascenso de la banda tras el multiplatino Dookie de 1994. Aun así, la mayoría de los 16 excitados miembros del público que subieron al escenario eran mucho más jóvenes, aunque un hombre era lo suficientemente grande como para llevar a Armstrong sobre sus hombros, mientras que el cantante rasgueaba a su guitarra.

El baterista Tré Cool fue el primero en salir al escenario, dándole con fuerza, para arrancar con el pop enérgico de 99 Revolutions, la primera canción de una primera media hora cargada del material de los últimos tres álbumes del trío: ¡Uno, ¡Dos! y ¡Tre!. Armstrong gritaba sin parar: “¡Vamos a volvernos locos!”.

Llegó el estruendoso Stop when the red lights flash (del disco ¡Dos!) y un duro y triste, Oh love,con solos de guitarra. Green Day también entregó un desgarrado Stay the night (de ¡Uno!), aunque la banda se detuvo el tiempo suficiente para dejar a Armstrong uno de sus muchos momentos a capela. ConLet yourself go pararon de nuevo, mientras la multitud saltaba y cantaba el estribillo sin Armstrong:"Shut your mouth ‘cause you’re talking too much/ And I don’t give a fuck anyway" (Cierra la boca porque estás hablando demasiado / Y no me importa una mierda de todos modos).

Con el tema Know your enemy, del disco 21st Century Breakdown (2009), Armstrong sacó a un chico joven de las primeras filas, para cantar un par de líneas de la canción antes de ser enviado de un salto (tal vez por primera vez) hacia la multitud. La relación entre artista y fan es algo que Green Day ha ido perfeccionando a lo largo de los años. De hecho, en giras anteriores, Green Day incluso ha sacado a jóvenes músicos del público, para que tocaran la guitarra con ellos.

En el Fox, no hubo efectos especiales u otras grandes producciones. Sólo una banda de punk con una pila de amplificadores y una mochila llena de ganchos pop. Como en el pasado, al trío de Green Day se sumaron otros tres músicos con guitarra, teclados y voces. En el éxito Holiday (2005), durante la línea del bajo de Mike Dirnt, las luces se apagaron mientras Armstrong exploraba a la multitud con un foco. A continuación, agarró el micrófono de nuevo y gritó: “¡El representante de California tiene la palabra!”.

Más tarde, la banda rugía con Highway to hell de AC/DC (y no por primera vez), y los fans gritaron todo el rato como si fuera otro éxito más de Green Day. Armstrong bromeó con que seguiría más metal, y empezó un chapucero punteo de Stairway to heaven, que rápidamente cambió hacia su tema Brain stew. Una canción que estiraron todo lo necesario para que el cantante pudiera sacar todo un arsenal de juguetes: una pistola de agua, otra que disparaba papel de baño y una tercera que lanzaba camisetas hacia el público.

Casi al final, llegó un popurrí de R&B, incluido el Shout de Isley Brothers y su propio tema King for a day, con Armstrong, de rodillas, mezclando las letras con el Stand by me de Ben E. King. Aún quedaba una última explosión con Shout y un acelerado ritmo acompañado de un saxofone desbocado. La noche estaba a punto de acabar, pero la banda parece tener las pilas bien cargadas para el año de gira que le espera.